sábado, 7 de mayo de 2011

EL RESTO DEL TEMA ANÁLISIS LITERARIO

Nudo: En esta etapa se entrecruzan los hilos de las historias de los personajes, complicando una situación problemática. Puede ser una acción, una decisión o la revelación de algo que cambia la dirección de la obra.
 Clímax: Es el momento culminante, el resultado del nudo. Es el momento de máxima tensión entre fuerzas. Generalmente una de estas fuerzas es el hombre, la otra parte puede ser la naturaleza, lo sobrenatural, otros hombres o el yo interno. 
Desenlance: Se pone fin al conflicto, casi siempre restituyendo el equilibrio de la situación. Es la parte que presenta las consecuencias finales del clímax.
Angulos de presentación: Dentro del universo de la historia el escritor tiene la posibilidad de presentarla desde distintos ángulos; los más conocidos son el narrador omnisciente y el narrador desde un punto de vista en primera persona.  El narrador omnisciente se coloca en un mirador alto y desde allí conoce todos los acontecimientos que ocurren en la historia. Sabe lo pasado y lo porvenir. Es una especie de entidad divina que puede ver y oír a los personajes y por eso se entera de lo que sienten y piensan.  En la actualidad se usa mucho la técnica del narrador que trabaja desde un punto de vista. Aquí, el narrador, que vive en el universo interno de la obra, ignora lo que sienten y piensan los personajes; puede deducir, por sus actuaciones, que asumirán cierta conducta, pero sabe tanto como el lector de lo que sucederá en la historia. El escritor que usa esta técnica "involucra" al lector porque lo obliga a penetrar en el universo interno y, al mismo tiempo, como le presenta las cosas desde diferentes ángulos, todos parciales, le da libertad para que construya su propio enfoque.

Tiempo: En la narrativa tradicional el relato se ceñía al tiempo cronológico a fin de que lo sucedido transcurriera como si fuera algo apegado a la vida real; sin embargo, poco a poco se fueron modificando las historias hasta llegar al momento presente donde el autor maneja el tiempo como materia maleable. Lo deja fluir o lo detiene; lo condensa o lo alarga; relata hechos que sucedieron hace siglos como si ocurrieran simultáneamente. El tratamiento temporal que presenta el autor en alguna obra es índice de su actitud, pero también determina y revela el mundo interior de los personajes.